El debate continúa en Gran Bretaña sobre las campañas de solidaridad con los activistas de Acción Palestina en huelga de hambre en las cárceles, a medida que se expanden las protestas populares y las acciones legales, en contraste con el silencio gubernamental que los partidarios de los huelguistas describen como “deliberado e inhumano”.
El lunes por la noche, Piccadilly Circus en Londres fue testigo de notables protestas lideradas por la activista sueca Greta Thunberg. Los manifestantes bloquearon la plaza en solidaridad con ocho activistas que llevan semanas en huelga de hambre, exigiendo su liberación o la apertura de canales oficiales de diálogo, y responsabilizando al gobierno por poner en peligro sus vidas.
En redes sociales, aumentaron las críticas contra la postura del primer ministro Keir Starmer, y los activistas argumentaron que su negativa a intervenir “incluso por razones humanitarias” contradecía su trayectoria como exabogado de derechos humanos y los valores que siempre ha dicho defender.
Según informes, los activistas comenzaron su huelga de hambre indefinida el 2 de noviembre para protestar por su continua detención y la denegación de su libertad bajo fianza, así como por el apoyo del gobierno británico a “Israel” en su guerra contra Gaza. Sus partidarios afirman que la huelga también busca presionar al gobierno para que actúe para poner fin al genocidio palestino.
Los representantes legales de los activistas anunciaron su intención de emprender acciones legales contra el ministro de Justicia, David Lammy, acusándolo de violar las claras políticas gubernamentales sobre el trato a los presos en huelga de hambre, tras semanas sin recibir respuesta oficial. Los abogados dieron al gobierno hasta el mediodía del martes, amenazando con llevar el asunto ante el Tribunal Supremo.
En un acontecimiento relacionado, la BBC informó que la activista Qaisar Zahra puso fin a su huelga de hambre de 48 días3254 tras ser hospitalizada en medio de protestas frente a la prisión de Bronzefield. Hasta el momento, tres de los ocho activistas han puesto fin a su huelga de hambre, mientras que los demás continúan negándose a comer.
Por su parte, el Departamento de Justicia dijo que quería que “los presos aceptaran apoyo para su recuperación”, pero enfatizó que no tomaría acciones que pudieran “alentar a otros a poner en peligro sus vidas” al hacer una huelga de hambre.
Source: Diversas



